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viernes, 7 de noviembre de 2008

or is it just paranoia?

4 a.m. y el 184 vacío como el corazón de una hiena. Solo 3 personas: el chofer, ese extraño personaje sentado 3 asientos después de la puerta, y yo. Mi panorámica es breve debido a que mis monedas son muchas, mi boleto caro y no gustaría de sufrir la desgracia de Demasiadas monedas. Una vez pagado el boleto, vuelvo a observar el colectivo. Oscuro, una luz titilante a mi derecha hace que mis ojos se achiquen para ver mejor. Pero sigo viendo lo mismo: vacío. Pero el extraños sigue ahí, y me observa, me analiza. Me corre un escalofrío por todo el cuerpo que hace que me sacuda como un perro mojado. Entonces, luego del movimiento, avanzo lentamente hacia el fondo, vacío, y miro con detenimiento las huellas escritas en los asientos, tan efímeras que se borraran con lavandina, y borraran una marca registrada, una marca de identidad tan débil como la de un infante. El pasillo es angosto, y el escalón me juega una mala pasada. Mi tropiezo se sobreactua un poco, y los daños no son graves, ya que logré tomarme de la baranda antes de impactar mi cara contra el suelo. Un poco dolido, me recuesto sobre los últimos asientos y levanto la pierna, apoyándola en el asiento próximo al mio. Mi cabeza se apoya contra la ventana y mis ojos se cierran, hinchados por las sustancias nocturnas y el sueño acumulado. Y comienzo a pensar que no debería dormirme, pero no logro hacerle caso a mis pensamientos (como muchas otras veces) y me duermo placenteramente. Y sueño, y es algo mejor que la triste vista del colectivo. Un campo muy verde, uncielodelalba, y el sol poniéndose en el horizonte. Y ella está ahí. Tan lejos e inalcanzable, que la siento cerca. Solos, nosotros dos en el campo verde. Y el viento agita sus oscuros cabellos, y su mirada. Su mirada desenchufa mi cerebro y detiene mi corazón. Yo intento correr, pero descubro que puedo volar. Y vuelo, y mi vista aeroscópica me permite observar desde el aire, y ver a ella con su vestido azul que provoca un tornado. Un tornado azulado. Y cuando el sueño está en su éxtasis alucinógeno, los putos baches de la ciudad hacen que mi cabeza rebote fuerte contra la ventanilla y que me sacuda los pensamientos. Y me despierto, claro. Y de muy mal humor. Pero descubro que más de 3/4 del recorrido ya había pasado y que me acerco a destino. Me quedo despierto, recordando el sueño y buscándole una respuesta freudeana al respecto. Cuando me paro para bajarme, me doy cuenta de que no estaba el sujeto extraño. Y miro su asiento. Descubro un mensaje allí, y lo leo. Sorprendido y anonadado, pienso. Y como era de esperarse, me paso una parada.

Lo que había escrito ahí era: Johnny te amo, Gladis.

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MELA & JUNI

Manucho / te quiero mucho. / Amigo: / estoy contigo.

Luca not dead