Bienvenidos terricolas!

jueves, 24 de abril de 2008


Era un mañana tranquila de Abril. El sol ardía en el asfalto de España y Roque Sáenz Peña. Mientras, el viento disipaba las nubes, y dejaba entreveer un sol pobretón que apenas acaloraba. Los pájaros, al parecer, no notaban el frío (las radios amenazaban con -10º para las 11 de la mañana) y alegremente, alzaban sus vivas voces produciendo un estallido de ideas en mi cabeza. ¿Qué es lo que piensa el pájaro? Mientras tanto, las hojas amarillentas y secas caían desparramandose por la vereda (algo rota, por cierto). Sentía que no estaba ahí, presenciando ese momento, pero al mismo tiempo, podía moverme e interactuar en ese mundo banal. Mis ojos, antes doloridos pero acostumbrándose poco a poco a la luz, lagrimeaban como la primera lluvia del otoño. Tomé mi clásico café de las mañanas, ese elíxir de cafeína que despierta mis sentidos y produce mi lucidez total. Acaso será nocivo para la salud algo que me ayude tanto a soportar el peso de la mañana. Nadie sabe. O sí. Acto seguido, el cigarrillo en mi boca (el filtro se humedecía en mi boca, y todos saben que lo detesto) pedía a gritos que sea encendido. Pero los fósforos habían desaparecido. ¿Qué haría ahora? El microondas no encendería mi cigarrillo, y la falta de nicotina empezaba a hacer efecto en mí. Mi alteración se volvió un tanto insoportable, y mis manos comenzaban a temblar. ¿Será todo parte de mi dependencia psicológica? ¿0 es cierto que puedo depender físicamente? Al cabo de unos minutos de busquedas, la salvación aparecio. Un encendedor en el bolsillo de mi saco soluciono todos mis problemas. Abrí el diario y las noticias pasaban como micropartículas en el aire. No llamaban mi atención. De modo que opté por cerrarlo y adentrarme en el mundo de la radio. Escuchaba ese programa en el que el conductor imita diferentes voces, adentrando al oyente en un espectáculo único y asombroso. Era verdaderamente capaz, y tenía un "don" natural para eso. Cuando desperté de ese sueño en vigilia, caí en que no eran horas para disfrutar de algo tan delicioso y mágico como era escuchar a ese tipo. Y pasó lo mismo que todas las mañanas: mi café se enfrió y mi cigarrillo se consumió (por supuesto, era el último, pero el primero de la mañana) y mi retraso, otra vez se hizo insostenible. La única alternativa a escapar de ese tormento era recostarme de vuelta y volver a mis sueños recurrentes que me asechan tan seguido. Y así fue. Y dormí más.

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MELA & JUNI

Manucho / te quiero mucho. / Amigo: / estoy contigo.

Luca not dead