Marlboro box

Bien, hoy voy a hablarles del maravilloso y extaseante vicio que son los cigarrillos, más precisamente, el Marlboro Box. ¿Cuántos de ustedes fuman Marlboro? Todos aquellos que respondan si a esta pregunta retórica, sabrán de lo que voy a hablar. No hay nada más maravilloso en el mundo que abrir un Marlboro Box: quitarle el selofán, hacer un mínimo pero indispensable esfuerzo para abrir la cajita sin romper la tapa. Luego, el aluminio. Ese papel brillante que resplandece frente al sol y nos cega, como avisandonos subliminalmente que el cigarrillo nos dejará cegados (tal vez por su increible adicción, tal vez por su letal nicotina, que por sentir su placer, uno puede perder de vista millones de cosas inmateriales). Al quitarlo, la gloria. Explota el sentimiento de emoción. Y prender el primer cigarrillo. Oh dios! Gracias.